Foto: Faro de Vigo |
La
búsqueda de trabajo se ha convertido en una empresa más difícil
que la de encontrar la aguja perdida en el pajar. La sequía laboral
está cómoda y mucho me temo que se quedará un tiempo entre
nosotros. La tan manida expresión de la luz al final del túnel habrá
que cambiarla porque al parecer las eléctricas, con sus millonarios
beneficios, nos la han cortado.
Siempre
se ha dicho que hay que saber venderse para conseguir un trabajo y,
por su puesto, ser activo ya que “ninguna empresa te va a venir a
buscar a casa”. Para ello lo fundamental es confeccionar un
currículo que no es otra cosa que un documento en el que te desnudas
desde el punto de vista de tu experiencia laboral y de formación
ante un desconocido. Hoy en día estos “Stripteases” están más
demodé que aquellos primeros desnudos de las revistas eróticas de
la transición. Lo más seguro es que terminen en la papelera o se
guarden en un cajón, en esa especie de limbo en la que descansan
abandonados entre las cajas de las grapas y los clips.
La
situación es tan grave que, en los últimos años, los demandantes
de un puesto de trabajo se decantan por realizar un “photoshop”
que oculte parte de sus atributos por miedo a asustar al director o
directora de recursos humanos. Según un estudio de la empresa de
trabajo temporal, Adecco, realizado en 2011, entre un 5 y un 10 por
ciento de los demandantes de empleo ocultan información en los
apartados de formación y experiencia. Hablamos de “currículos en
B”, como esos dineros que duermen en la oscuridad de las cajas
fuertes. Tiempo atrás quedan las intervenciones con bótox para
ampliar conocimientos y experiencia laboral.
Pero
algunos, de estos que escalan puestos gracias a la fidelidad a un
líder, se han quedado anclados en el pasado y continúan con su
desnudo pasado de moda, con alta dosis de bótox para resaltar unos
mediocres atributos, sin que ni siquiera se les mueva un pelo. Quizá
esto nos pueda explicar todo lo que está pasando. Es posible que incluso nos ayude a ver algún destello al final del túnel.
Xavier
C. Martiñá
"El blues de lo que pasa en mi escalera". Esa boca es mía (1994) Joaquín Sabina/(Youtube)