lunes, 27 de febrero de 2012

Obstinación

La terquedad humana posibilita en muchas ocasiones la realización de acciones que, si se reflexionaran con profundidad, no las llevaríamos a cabo. A veces esta característica, que siempre está tintada de tonos negativos, se vuelve del revés y aparece como una gran virtud.
Recuerdo que de niño mi madre me calificaba de terco ya que, si no conseguía lo que quería,  mi empeño en vez de disminuir en intensidad, aumentaba.
Como terco que soy, hace tres años me matriculé en periodismo y hoy, después de sobrepasar el ecuador de la carrera me encamino hacia la recta final observando, no muy lejos, esa meta  a la que ansío llegar.


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